Después de una lesión o un periodo de dolor, lo habitual es que te digan: “ve probándote, escucha tu cuerpo, si no te duele está bien”.
Pero esa forma de valorar es incompleta y, muchas veces, peligrosa. Tu cuerpo tiene formas mucho más precisas de decirte si un estímulo te beneficia o te bloquea. Y entenderlas marca la diferencia entre entrenar con progreso real y entrenar a ciegas.
En Equilibrio Club (Alicante), utilizamos un método basado en cómo reacciona realmente tu cuerpo en tiempo real, no en sensaciones subjetivas ni en si aparece o no dolor. Y eso cambia por completo el camino de tu recuperación y tu entrenamiento.
El error más común: guiarse por el dolor (o por la ausencia de dolor)
El dolor no es un indicador fiable para valorar si un ejercicio te está ayudando:
Puede aparecer horas o días después (respuesta retardada).
Puede no aparecer aunque estés generando una descompensación.
Puede venir de zonas que no son el origen del problema.
Y, a veces, el cuerpo deja de doler por una respuesta refleja, no porque mejore.
Por eso basar un entrenamiento en “si no me duele, está bien” es como conducir de noche sin luces:
no te enteras de lo que está ocurriendo hasta que ya es tarde.
👉 Estudios como este muestran que la percepción de dolor no siempre refleja el estado real de la articulación o del tejido, y que el sistema nervioso puede modularlo según factores no estructurales:
“Pain and motor control: interactions between pain, movement and perception” (Moseley 2004).
La clave no es el dolor, sino cómo responde tu movilidad
El cuerpo es extraordinariamente claro cuando sabes leerlo.
Ante cualquier estímulo (ejercicio, carga, estiramiento, gesto…) tu sistema nervioso decide en milésimas:
Si lo vive como seguro → libera
Si lo vive como amenaza → bloquea
Y esas liberaciones o bloqueos se detectan en tu movilidad activa, no en tus sensaciones subjetivas.
Si tus articulaciones:
Ganan movilidad después del ejercicio → Estímulo positivo
Pierden movilidad → Estímulo negativo
Quedan igual → Estímulo neutro
Esto funciona porque los usos neuromusculares y los órganos tendinosos de Golgi ajustan la tensión del músculo en directo, generando respuestas reflejas inmediatas sobre la movilidad.
👉 Este estudio lo explica muy bien: la activación de los mecanorreceptores modifica el control motor en tiempo real.
“Proprioceptive feedback and motor control” (Proske & Gandevia, 2012).
Tu cuerpo funciona como un sistema de muelles: si están descompensados, te lesionas
Imagina tus piernas y tu columna como dos grandes muelles laterales:
Un muelle más comprimido (la pierna en la que cargas más por tu posturalidad).
Un muelle más expandido (la pierna que apenas participa).
El problema es que ninguno de los dos funciona bien:
El comprimido recibe demasiado impacto → irritación articular, sobrecarga, dolor.
El expandido no amortigua → inseguridad, mala estabilidad, compensaciones.
Y cuando entrenas sin evaluar:
Aumentas la compresión del muelle “dominante”.
Aumentas el estiramiento del muelle “débil”.
La columna baja recibe más fuerza rotacional.
El riesgo de lesión se dispara.
Por eso tanta gente se lesiona “haciendo las cosas bien”.
El mayor riesgo: entrenar a ciegas sin saber cómo reacciona tu cuerpo
Muchos terapeutas o entrenadores dicen:
“Hazlo suave, prueba poco a poco, escucha tu cuerpo”.
Pero ¿cómo va a escucharse correctamente una persona que:
No sabe qué tiene que sentir,
No tiene conciencia corporal desarrollada,
No dispone de herramientas para evaluar movilidad,
Y además tiene un cuerpo desajustado por su posturalidad?
Así es como la gente:
vuelve a lesionarse,
se frustra porque no mejora,
o entra en un bucle de dolor-reposo-síntoma-dolor.
La solución: evaluar antes y después de cada estímulo
En Equilibrio Club usamos tests de movilidad activa en puntos clave del cuerpo:
Eversión del pie (cómo pisas y distribuyes cargas).
Rotación interna del hombro (cómo están colocadas tus escápulas).
Rotación de columna desde sentado (tu patrón de rotación global).
Con solo estos tres tests, en segundos sabemos:
Si tu cuerpo acepta o rechaza un ejercicio.
Si un estímulo te organiza o te desorganiza.
Si estás avanzando o retrocediendo.
Si debemos modificar, bajar dosis o cambiar estrategia.
Entrenar con seguridad: la ruta progresiva que evita lesiones
Cuando evaluamos correctamente, el entrenamiento deja de ser un “a ver si me sienta bien” y se convierte en un proceso claro y seguro:
Liberamos bloqueos → recuperas movilidad.
Reorganizamos tu postura → reduces fricción.
Activamos lo que no hacía su trabajo → estabilidad real.
Aumentamos la fuerza de forma respetuosa → sin impacto, sin riesgo.
Esto no es magia.
Es ciencia del movimiento aplicada con sentido común.
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